Allá un aguasal preñando
las olas que le suceden
en el beso apasionado,
para la húmeda arena.
Allá un vendaval de aves
fluyendo desde el espacio
sobre la tarde que salta
sobre la espuma que muere.
Allá vestigios de nuncas
entre un viento que reuniese
los colores más sutiles
sobre un cerro en motas verdes.
Allá, más allá, los cantos
de olas y cocoteros
invitándose a embriagarse
con el viento y sus requiebros.
Allá, más allá, la calma
de ir sintiéndote de lejos
entre la nostalgia niña
y el hilo de mis recuerdos.