Siempre
Siempre

Siempre

Siempre la misma, 

siempre lo mismo, 

y, en cantinela, 

el mismo ritmo 

sobre las olas 

de mi espejismo. 

 

En el paisaje, 

sólo el camino 

que da las sombras 

a mi destino, 

siempre jugando 

con mis delirios. 

 

Siempre la misma, 

siempre lo mismo, 

parecen dobles 

en semicírculos: 

la misma línea 

y el mismo ritmo. 

 

E en la entrega 

de una renuncia, 

me llama el hada 

de las consultas: 

– ¿quieres dejarme? 

siempre pregunta, 

y yo sonrió, 

poniendo juntas 

tragicomedias 

que, a ambas, gustan, 

siguiendo, ambas, 

la misma ruta…

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