Sale el sol, dando riendas,
a la luz que traspasa
la infinidad del agua.
Allá, en el perdido allá,
la ignota lontananza
deambula sin lograr
los vuelos de esperanza,
entronizando cantos
que subyugan
el volar de las aves
a sus anchas.
Es verano,
la tierra se desata
y alegres ramilletes
de colores y gazas
pululan en lo ancho
del jardín y las playas.
Los anhelos pulsando
a cada toque nítido:
la invitación temprana
a Misa de Domingo.
Hoy me huele a pan dulce
y los cánticos fieles
se perfilan
em cada sonrisa
que se afirma
buscando la oración
y el perdón de pecados
mientras sigue la misa.