Agonizando vuelan
las horas del receso.
Siento tu piel, alondra
de futuros y de versos.
La soledad, perdida,
va ensayando los medios
para llegar a tí,
y en su fortuna,
se dispara la Diana
del calor y los besos.
Y la luna, que peca,
por estar alarmada,
hace sus figuritas
de algodones
en la sábana blanca
de la noche.
Buscando emancipar
antiguas dádivas
reciclamos los gestos
que faltaban
en este toma y dame
del deseo y el tiempo…
Siento tu piel,
atravesando auroras
más allá de los límites
del calor y los gestos…