Y te marchas así,
sin importarte nada,
sin darme las sonrisas
que siempre disfrutaras,
sin prevenirme antes
de aquello que aguardaras,
sin presumir los gestos
que siempre calibraras.
Y te marchas así,
como si fuera nada
la colmena de gestos
que a diario te aguardaran,
las sonrisas pidiendo
cada respuesta dada,
cada vez despertando
con la risa y tu magia.
Y te marchas a gusto,
como quien ya pagara
los muchos desafueros,
las noches eclipsadas
por tormentas y búsquedas
que a nadie resguardaran.
Y te marchas llegando
mil fuerzas en tu espalda
desdiciendo los miedos,
creando nuevas ansias,
anunciando vendimias
que no llegan al alba.
Y así te vas perdiendo,
así, ¡como si nada!