Con la misma firmeza
con los mismos mandatos
la inconsistencia marca
tus días de descanso.
Abierto a cielos claros,
a tantos desacatos,
vas llorando la vida
cual si pesara tanto
que no encuentras razones
para seguir andando.
Con la misma tristeza
miras tus días mansos
cansado de cansarte
después de tantos actos
pidiendo lo imposible
para seguir tramando
tus pequeñas proezas
nacidas no sé cuando.
Con el mismo motivo
que te diera el cansancio
juegas a no quedarte
con los nuevos tratados
de consumir las mieses,
quizá desesperando,
los días que no llegan,
las noches que no marchan
tras tus perdidos pasos.
Y buscas tu ribera,
quizá desesperando
tanto tiempo perdido
sin luz para el descanso.
Son tristes los motivos
sonando el ¡hasta cuándo!