Me declaro de luces
porque vivo sin sombras.
Me declaro de verdes
porque mi paraiso
tiene verdes de sobra.
Me declaro de sol
porque siembro en el brillo
de colores y formas
los sueños más preciados
y mis versos sin normas.
Me declaro de aire
porque vuelo de noche
mi nocturnal desaire,
en eternos derroches.
Me declaro de luna
porque mis sueños tienen
sus miedos, su fortuna,
su esperanza de mareas
y su danzar de espumas…
Me declaro, ante todo,
voluble en los excesos,
centrada en la armonía,
perdida en propias eras
y terza en la porfía.
Me declaro la misma,
¡alegre de por vida!,
que cantaba y reía
sin despedidas tristes,
ni tontas fantasías…