Me gusta unir los versos
que siempre he presentido,
aguardar mientras formo
las notas de mi ritmo.
Encontrarme, a mí misma,
con el gran desatino
de animar la marcha
sin malograr los signos.
Me gusta hacer las paces
con los sueños perdidos,
ir diseñando todas
las fuentes del cambio.
Sentir que siempre tengo,
aliado, junto al mío,
ese tranquilo sueño
que tuve en el principio.
, configurando entornos,
que ya fueron escritos,
leo mis pobres versos
son despertar tu trino.
Me gusta que me cerquen
con su libre albedrío,
y hagan de mi la esclava
hurgando en su mutismo.
Cada noche de luna,
de vuelos peregrinos,
le sonrío a las aguas
y canto, a pesar mío…