Y por mucho que quieras,
no lloran las riberas
de los ríos perdidos
y no hay cantar de pájaros
en los nidos vacíos.
Y no hay otros pasos
que aquellos concebidos
por grandes ilusiones
o grandes desafíos.
No levantan los ríos
más olas en su fragua
cuando no tienen ganas
de cruzar los caminos.
Y no hay un sol que brille
tan sólo para darte
los pensados abrazos,
cuando eres tú quien rompe
con tu pensar, tus pasos.
Esperando en la sombra
la brisa, que en sus fueros,
juega a soñar contigo
los mejores consuelos,
esos mismos, que siempre,
seguirás esperando,
¡para tu mundo nuevo!