Mientras pasan los días,
las ventanas se abren
a mi melancolía.
El tiempo pasa tenue
para que yo encuentre
y fustigue las horas
con mis tontos reveses.
Las nubes se amontonan,
sugiriendo a sus fuentes
descender hasta el río
en una danza leve,
que no asuste a las aves
en su volar perenne.
Mientras pasan los días,
repienso los instantes
que, fortuitos, llegaron
sugiriendo detalles
tan tristes como alegres
en el caleidoscopio
de búsquedas que emergen.
A veces, cielo claro,
a veces, cielo oscuro,
un tanto canto tenue,
mientras miro las ondas
del río, que se pierde:
más allá de la brisa
y los parajes verdes…