En este río
las ondas van y vienen
sólo siguiendo el ritmo
que la lluvia y el viento
le dan a sus suspiros.
Los pies no se solazan
como en los otros ríos
adivinando el tibio
contacto con su nicho.
En este río hermoso
que se oscurece nítido
no hay desafueros tontos
de peces presumidos.
Sólo las aves osan
reposar sobre el nido
que las furtivas ondas
van dando a su destino.
Todo es calma profunda,
oscurece tranquilo,
sombras y medias sombras
de atardecer sin trino,
en este río que cruza
sin preguntar su sino
con las horas menguadas
de las luces y el trino.