Yo no sé de los tantos
que figuran
desfigurando al mundo,
pero sé de los tantos
que abundan en la tierra
y no tienen futuro,
ni premios, ni recuerdos,
ni banderas.
Son los mismos de siempre:
los mismos olvidados,
los mismos ignorados,
los mismos que se usan
y después se abandonan,
los siempre despreciados.
Ellos están en todas las reseñas,
pero nunca aparecen,
para clamar medallas,
o ganar indulgencia.
Están en cada línea
pero ya no existen,
mas que para aquellos
por quien son amados,
llorados, recordados,
como una nueva pérdida
que no puede suplirse
sin obvias diferencias.
Son los que van detrás
de cada historia,
los que sonríen,
sin salir en cámara;
los que nunca sabrán
de sus fracasos,
mucho menos aún,
de sus victorias.