Dispersa y fragmentada
como una barca rumbo a la deriva,
desprendida al final
de sus orillas,
entre olas que avanzan
en su ruta
sin permiso y sin pausas
que mitigan,
este absurdo doblegar de alas,
este pesar que vive todavía
ignorando los tiempos
y el viraje
que pudiera extenderse de por vida.
Y sin querer el lastre de recuerdos
que me lleva a una vida y otra vida,
cavilo entre las sombras susurrando
alguna dedicada poesía
que pudiera llenarme de esperanza,
plenando mi esperanza de otros días
donde solía cantar con armonía
esas viejas canciones que palpitan
trayendo a la memoria la estadía,
en algún mundo parecido al nuestro,
y sin ser nuestro, al nuestro parecía.