Hoy me puse a pensar
en todas esas cosas
que nadan a favor
de la evidencia:
las cosas tan sencillas
que te faltan,
el retardo sin fin
de aquellos versos
que, en un día cualquiera,
imaginabas.
La siempre terca
constancia de las cosas
que vienen hacia tí,
y tu las guardas
con el eterno signo
de anciana pertenencia.
Y sin pensar que nunca
abriste aún las puertas
para cruzar los misterios
de la simple evidencia.
Hoy estoy sin la musa
que, alguna vez llega,
escribiendo las líneas
como siempre, imperfectas,
y me plena el hartazgo
de vivir tantas veces,
esos tantos retornos
que me imponen los versos
sin que mi pluma fluya
o mis esperanzas lleguen.
Hoy me dió por pensar
que están de más las letras.