La Brújula
La Brújula

La Brújula

La brújula 

se paró en los designios 

y los vientos fingieron 

marcharse hacia otros rumbos. 

Era tardía la hora 

de la desesperanza. 

No hubo paz 

que no oyera 

los gemidos del campo. 

Ni llanto a las espaldas, 

ni piedad, ni agua clara. 

Eran días de lluvia, 

de copiosas mañanas 

y las mañanas dieron 

nas noticias que lágrimas: 

suma de libertades, 

encubriendo 

protestas y esperanzas. 

La brújula perdió su compostura 

ir a Norte y a Sur, 

igual le daba.

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