Pamela mi dulce,
mi flaca doncella,
mis ojos saltones,
mi risa traviesa.
Mis mimos de siempre,
mi lengua de quejas
cuando no consigues
decir lo que piensas.
Y preguntas, siempre
con tu ingles en mente
aquellas palabras
que se escapan siempre.
Hablas español
con tu acento grato,
me cuentas los cuentos
de todos tamaños
y danzas y tocas
tu violín tan nuevo,
tan brillante y manso.
Pamela, Pamela
de los grandes saltos,
detrás de tu abrazo.