El tiempo,
suele pintar de verde
sus extenuados muros.
Dibujando en las piedras
las ramitas pequeñas
de los tupidos musgos.
El tiempo
suele pintar de blanco
el consabido anhelo
en las canas que amamos.
Dibujando en el rostro
pequeños decimales
de triunfos y fracasos.
Todo lo puede el tiempo
con sus dedos tan largos…
Cambiamos en el tiempo,
definiendo otros rasgos,
o simplemente damos
el descanso deseado.