Inexplicablemente
se perdieron
los cantos del ayer
que fueron nuestros.
El silencio consigue
aletargarnos
mientras sólo pensamos
proclamarnos
héroes que nunca fuimos
o soñamos.
Inexplicablemente
la ternura
nunca llegó a buscarnos
y se escapó
dejando ese triste espejismo
que alguna vez soñamos
ungidos de ese amor
que alguna vez
sembramos.
Inexplicablemente
perseguimos
esos sueños inéditos,
truncados
por el presente cierto
que vivimos
evadiendo el designio
de los astros
en la estela perenne
de los sueños vedados.
Esos que presentimos
sin haberlos buscado.