Tan vasta como el mar,
de pronto, la caída final
de las altas murallas.
La brisa vuelta ráfaga
el mar vuelto huracán
sobre la tierra mansa.
El espíritu, hurgando,
se esconde tras las páginas
de los tantos volúmenes
de las tantas palabras
en su querer queriendo,
tal vez, no decir nada.
Pero sientes, y acaso:
¿no es el sentir que fragua
los muchos comentarios
que logran la explosión,
la ira, las batallas
en olas y más olas,
lágrimas y más lágrimas,
las piedras y mas piedras
convertidas en lapidas
que hablan de las tristezas
midiendo la esperanza?
Tan vasta como el mar
van sobre olas que danzan
así es esta rutina
que nada logra y nada
perdona y desde siempre
¡destruye la esperanza!
En el mundo confuso
que ya no tiene idea
de cómo perdonar
lo que no perdonará.