Pura Melancolía
Pura Melancolía

Pura Melancolía

Pura melancolía 

meciéndose en las ramas, 

dormida hace poco. 

Las hojas, en maromas, 

se apilan en la orilla 

buscando su salida, 

de la acera a las aguas, 

hasta la mar lejana. 

 

Todo es viajar de luces, 

entre blancos y azules, 

perpetuando en la tarde 

esa misma tristeza 

que se cuela en el aire. 

 

El frío, conjugando 

su entrada y su salida, 

hace recuar las olas 

pequeñitas del río 

y lo ayuda la brisa. 

 

Está esperando pasos 

la calzada vacía 

mientras tomo mi abrigo 

y, a pesar de mi misma, 

me voy, hacia la marcha 

que manda el día a día.

 

Desde el río, las voces 

en austeros comandos: 

son los botes, los remos, 

en igual armonía, 

las esperanzas urgiendo, 

mientras las ondas juegan 

a alcanzar los resueltos 

comandos, que a lo lejos, 

van colmando el momento, 

y las olas que nacen 

del encuentro furtivo 

tienen también la prisa 

de los momentos gratos 

y los momentos idos… 

 

Como si fuera poco, 

las aves, aplaudiendo, 

arriba, allá en las ramas 

de cada árbol, urgiendo 

los cantos sin premisas, 

cuando la tarde marcha, 

detrás de aquellos techos 

que ahora se divisan… 

 

Es otro día de magia 

entre el cielo y el río, 

entre el canto y las ansias 

de abandonar el nido…

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