Ven y recuesta en mi
tus dolores añejos,
tus rotas ilusiones,
tus deseos primeros,
tu canto de alta mar,
tu sembradío de sueños.
Ven a mi sin las culpas
de los pequeños hechos,
de tontas distensiones
o tontos desconsuelos.
Yo te espero en la fragua
de los mejores tiempos,
sin perturbar las pausas
que cuentan el regreso.
Ven, a ese venir de veras,
de los tiempos primeros
cuando hacíamos duo
de rejas y consuelos
a las muchas rencillas
y a los tontos recelos.
Ven, otra vez, de nuevo
vestido para el alba
que adora silencios
para los sueños tuyos
y mis sueños ya viejos…