Ante la desnudez
de tantos pliegues,
atónitos los versos
que se escriben,
perdida la lealtad
de tantas frases,
dominada y profunda
esta orfandad
que vives.
Alterada y profunda
como profusas nubes
que intentan lluvia clara
teniendo ciclo oscuro
tronando a la distancia.
Hasta la última luna
y la la última protesta,
los pasos, pasan francos
por la puerta entreabierta
y la cortina tiembla
lo mismo que el poeta,
idealizando encuentros,
sin encontrar las huellas
de la luna que pasa
con su luz, siempre a cuestas,
Un lisonjero canto
apresa nuestro silencio,
queriendo o sin querer,
la madrugada hecha
para soñar auroras
con la ventana abierta,
sin la orfandad que hiere
tus alas de poemas,
los sueños que te animan,
la libertad que esperas.