Ahora mismo
la roca pierde su poder,
la marea la inunda,
la suave ola llega
y la resume inquieta
en borbotones
de pompas cristalinas
jugueteando
entre sus hendiduras.
Ahora mismo se tardan,
divierten, entretienen,
se olvidan
que las aguas no cesan
de parir otras olas…
que su tiempo es principio
en el panel de horas.
Una y otra se pierden
pero emerge la roca…
con sus siglos de espera…
y su firme corona
¡de las olas danzando
el canto de las eras!