Así, como avanza la niebla
sobre el bosque, a lo largo
y lo ancho del paisaje,
siento el verdor moverse
entre mis pasos.
Y esa sombra que avanza
por sobre mi cabeza
va cambiando el entorno
del inusual paisaje.
Y todo es irreal, pero perenne,
es tarde ahora
para encontrar caminos
diferentes a este
que acorrala, al final,
por su gran longitud
en virtud de su fuerza
tan profunda y alegre.
Asi voy, caminando
entre el verdor que amo
y el silencio que calma
entre los mil designios
que parecen latir
dentro de cada follaje,
que aguarda y recibe
así con el mismo linaje…
Y mi ausencia de ausencias,
cuando muera la tarde
se hace febril y canta
para alegrar el trance,
sin que mis pasos sepan
quien los sigue en su alarde…