Y si todas las cosas,
y si todos los días,
y si todas las risas,
y si todos los llantos,
se plegarán a ti
¿e hicieran tu rutina
más risas que llantos o
más llantos que risas?
¿Podrías rechazarlo?
¿o, negarte podrías?
¡Ya ves! Es una dádiva
o una eterna porfía,
o una tristeza a cuestas,
en lo que no podrías
deslindar los detalles
que amarran todavía.
Es sólo el manifiesto
entregado en tu dia
justo a la hora en punto
que al vivir, nacerías.
Y no son las excusas,
u no son las porfías,
¡quienes guíen al alma
a aceptar la estadía!
En el talvez de siempre,
en el quizá del día,
van llorando los ecos
de una simple vendimia
que ya vendió sus frutos
para toda la vida…