Marcha, sigue la huella
escondida desde la ancianidad.
Llega a la noche precisa.
Halla, permanente y seguro,
el germen del comienzo.
Busca signos ocultos
entre los jeroglíficos del alba.
Mirate en el futuro
acunando el destino
como a un niño pequeño.
Oye viejas razones,
calmadas y certeras,
para alisar tu ojiva.
Ama a la viva flama.
Cura la herida abierta.
Abre generosos caminos
para el dolor sin tierra.
Cubre el espíritu triste
con la mirada nueva.
Ora, canta, ríe, llora,
presintiendo encontrar
el futuro que esperas.
Marcha…
sigue la huella…
Sueña…
Soñar es bueno
¡para la nueva era!