Es, a pesar de todo
que la lluvia
regresa para hacer
de cada día
la más larga
de todas las ofrendas.
Y la tierra,
que muere
sin la frugal ofrenda,
hace acopio de bienes
en medio de cosechas;
y la alegría deviene
sus ansias de prebendas,
y los pájaros cantan
con sus palabras viejas,
y se cierran los ciclos
de un gris, clamando lluvias,
en medio de promesas.
Y en medio de la espera
vagan los cantos, siempre,
de la alegría primera.
Es cuando cae la dádiva
que la tierra se abre
a un mundo de promesas
y todo juega al modo
de la ganancia envuelta
en cada resplandor
que de la luna llega,
sonriéndole a los premios
que el suelo siempre lega.
Todo se vuelve fruto,
hay cantos en la floresta
y los campos replican
con fértiles promesas,
mientras cae la lluvia
legándonos la entrega…