A los pies de los árboles
se voltean las ánforas
guardadoras de luz.
De pequeñitas estrellas
van bailando en los pliegues
del taciturno río.
Ahora él,
calladamente evade
los sueños del estar
descubriendo caminos
y suspira clamando
un trajinar tranquilo
sobre los mismos bordes
que transita hace siglos.
Guardando los pesares
que vive y vivimos,
a orillas de esas aguas,
van manando los ríos…