En la esquina
de todas las ganancias,
la ganancia del día.
El sol anima siempre
el diario caminar
y avizoras las nubes,
estando en vespertina
con su sombreado anhelo
del frío en la rutina.
Hoy, es el día de siempre
con su, siempre estadía,
y alargas más tus pasos
en la acera vecina.
Una que otra sonrisa
apadrina la gira,
una que otra palabra
para alegrar el día.
Y miras a lo largo
de la cuesta cercana,
esperando el momento
de regresar a casa.
Las nubes bajan, bajan
y sueñas tocarlas,
ta vez haciendo halagos
del viento y de su magia.
Y comienza el silbar
cuando el frío no amaina
las ganas de seguir
trotando entre la fábula
de los cantos alegres
de pájaros en ramas,
ofreciendo el concierto
de hoy y de mañana.