Hay ostracismos de pieles
en el aire.
Un remoto revuelo
de pájaros que tornan
sin sus trinos primeros.
Un sol desentrañando
las oscuras veladas
que ayer acontecieron.
Una esclusa que cierra
sus aguas al destino.
Un inconcluso brote
de hojas que renuncian
a la mañana nueva,
y caen, resumidas,
sin la savia nutriendo
su tez recién nacida.
Un madrugar que evade
los cantos de protestas
prendidos en el cenit
de la angustia primera.
Y yo, sorbiendo el aire,
aspiro a las respuestas…