Tiñendo soledades
al ritmo de la brisa,
la tarde saludando
con sus viejas premisas.
El mar cantando solo
la música que gusta
entre nubes muy blancas
y azules ventanitas.
Esperando las notas
de las olas que vuelan
entre música y música,
hay revuelos de siempre
sobre la cauta búsqueda
de brillantes colmenas
de peces que parecen
disfrutar el encuentro
con la cálida arena.
Y van los pensamientos,
saliendo del declive
de pasos que se alejan
mientras la tarde torna
a mostrar los vaivenes
de las olas, que llegan,
sugiriendo siluetas
cada nueva marea,
cada soplo de brisa!
Así vuelan las olas
respaldadas de brisa
cuando suenan campanas
para la nueva misa
de las seis de la tarde,
y caen los silencios
y las miradas buscan
ese encuentro que siempre
mantiene la sonrisa.