En No Sé Qué De Cuentos
En No Sé Qué De Cuentos

En No Sé Qué De Cuentos

En no sé qué de cuentos,

en no sé qué de calma, 

lograron nuestras rutas 

encontrar nuestras almas. 

 

Una toda sonrisa, 

otra toda callada, 

argumentando sueños 

para lograr la fragua 

de dos almas urgiendo 

cada luz, cada flama, 

urdiendo las sombras 

que, alguna vez, marcaran. 

 

Y fue así, como en sueño, 

nuestras sonrisas francas 

lograron amarrarse

tendiendo la esperanza 

como una gran cobija 

que, al final, arropara 

los sueños que tendimos 

sobre lo que faltara: 

sonrisas para abrazos, 

que siempre cobijaran, 

esos sueños vividos 

sin angustias o lágrimas.

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