Quisiera:
un caminar contigo,
unas huellas,
una lluvia de cantos,
amaneciendo el alba,
una sonrisa eterna
que no se diluyera,
una oración sumisa
con su origen a cuestas,
aliviando el dolor
que se infringiera,
una mirada cómplice
para las cosas tontas,
una esperanza nueva,
para la larga espera.
Una ilusión que alcance
para las esperanzas
que ya nacieron viejos,
un sol como de Otoño
sobre el croar de hojas
vestidas de marrones
para la lluvia nueva.
Un río que recorra
la vastedad del tiempo,
un tiempo claro, claro,
perpetuando la vida
en escondidas diásporas
urgidas en las sombras
que aún nos restan.
Un aletear brioso
de aves y de almas.
Una pleamar vibrando
para las cosas justas
de tu tierra
y mi tierra.
Y tus manos colmando
la angustia de mis manos
en el diario de búsquedas
que, a diario, nos vulneran…