Y que tal
si te aprendes
los nombres de las flores
los nombres de las aves
los nombres de las árboles,
los nombres de pequeños
plantas que ya florecen
en un verde cambiante
como la faz del río.
Ahora quieto,
ahora raudo,
ahora suave,
onda que no sucumbe,
en sus alardes.
Y que tal
si te aprendes
de memoria
las faces
de tantos caminantes
que tranquilos pasean
por la acera desierta
cuando cae la tarde.
Y que tal
si amaneces
con el sol
de cubierta,
en el rostro sonrisa
en el alma la paz,
cubriendo tus certezas
y en la sonrisa todo
lo que guardar quisieras.
¿Y qué tal si te marchas,
y que tal si regresas
de tu mundo de sueños
o tu calle desierta?