Ella, hecha de sueños,
fue hilvanando los vuelos
de su noche infinita,
fue calmando las risas
de su oscuro deseo,
fue llenando los cantaros
con su agua solitaria,
fue aquietando tormentas
con su verso, calmando,
los agitados sueños,
los agitados llantos.
Ella, que no comprende
la violencia en sus predios,
reza por una paz
que no esta en la conciencia,
pide por igualdades
que no se consideran.
No entiende la injusticia
con sus respuestas ciegas,
con su eterno testamento,
sus verdades sin pruebas;
y camina, sin prisa,
rezando un Padre Nuestro
con los labios sellados
de su mutismo viejo.
Ella hecha de sueños,
ya no sabe soñar
sin aullar sus lamentos.
Ella hecha de sueños,
comprendió que sus sueños
sólo eran para Ella.