María La Beltrán
tiene callo en el alma
de tanto caminar
su presencia sin nombre,
su viaje sin morral,
su paciencia perdida
no sabe en qué lugar,
su ignota vespertina,
su guerra sin la paz,
su gana adolorida
con su hambruna sin parar.
Su vientre ya reseco
de tanta pubertad
ya no sabe qué nombre
le puso a su chaval,
porque recuerda nombres
que ya no va a nombrar.
María La Beltrán
caminos dolorosos
hacia cualquier lugar,
no sabe qué le espera,
sólo sabe esperar.
La angustia que acrecienta
las ganas de volar,
hacia cualquier paraje
donde pueda morar,
caminos infinitos
que no va a caminar.