Entre duales mensajes,
y gastadas ideas,
forjamos los encuentros,
la fantasía, lo nuestro,
todo en la servidumbre
de gustar y gustarnos,
para formar el círculo.
Unir palabras, números,
fundar el edificio
sin pensar en las bases
que mantienen unidos
los proyectos profundos,
las ideas precisas,
los momentos felices,
la creencia en lo justo,
la verdad en lo deseado
y los sueños profundos.
Con esa libertad
nos impusimos,
reclamando al destino,
sin pensarlo distinto.
Así se destruyeron
los sueños que tuvimos
sin importarnos cuando.
Amiga nunca sentimos
el valorar lo propio
y perdonar lo mínimo.
Esa fue la tarea
que ayer nos impusimos,
clamando para el otro
sólo lo que quisimos,
pero el otro es distinto,
diferente, preciso
en aquello que quiere;
y manda en sus principios.
Fue un hacer haciendo
más tormentos que mimos,
más soledad y sombras,
más largos los caminos
de encontrar lo que sana,
lo que enfrenta sin mengua
de derechos antiguos;
siendo los sueños, sueños
del otro y de uno mismo,
¡Qué tristeza la nuestra
sabiendo que quisimos!
¡Vivir el mundo justo
que jamás construimos!