Hablamos hoy
de las adversidades,
le pusimos apodos
a todos los obstáculos,
le inventamos los nombres
a los muchos errores,
recogimos palabras,
amarramos razones,
sonreímos por fuera
y lloramos por dentro.
Dejamos que fluyera
el río de lo nuestro
entre sonrisas tontas
y tontos desconciertos.
Añoramos los años
que pasamos viviendo
nuestras propias quimeras
y nuestros propios hechos.
No sé por qué sentimos
que ya salvamos algo
de este inmenso desierto…
Nos sentimos humanos
y, por ende, imperfectos.
Y seguimos callando,
a pesar de los hechos.
Es hablar por hablar,
¡lo que siempre hemos hecho!
Lo cierto es que charlamos:
cada quien en su puesto,
y juntos sonreímos
¡los posibles supuestos!